Que no transmito nada,
que no siento,
que estoy muerta por dentro.
Lo sé.
Que me desvanezco
de ese reflejo
que aparece en el espejo.

Que quizás me calle
cuando lo que deseo
es gritarme
y romperme por dentro.
Desangrarme
y rendirme.
Suicidarme
de este intento
que no vale nada.

Y tu miras impasible
este juego.
Esta ruleta rusa
en la que giro
y me pierdo,
y me encuentro
como tu invitada de honor.

Que me has jugado una mala pasada.
Que llevas de nombre destino
pero me desgarras
y me quiebras el alma.

Que he decido lucharte,
pero no te he ganado
ni una puta batalla.

Que te follen.
Que yo seguiré haciendo,
lo que me da la gana.

Que me va a dar igual
sí me sientas en el banquillo,
o si de una vez por todas,
aprietas el gatillo.

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